Sencillamente: porque todo lo que ya es bastante bueno puede ser aún mejor. Y porque ahora entendemos con más precisión que en el siglo pasado cómo aprenden los niños. Lo que necesitan para no perder tan rápidamente su deseo innato de aprender, incluso de aprender un instrumento musical. Esto es exactamente lo que la escuela de piano de Mailyn R. Henseler intenta ofrecer a sus alumnos. Sus argumentos al respecto son plausibles y también convincentes para mí como investigador del cerebro:

"Nuestro objetivo es que la enseñanza y el aprendizaje sean alegres, motivadores, fascinantes y amenos. Podemos conseguirlo en gran medida porque aplicamos sistemáticamente los siguientes puntos en nuestra enseñanza. Empezando por clases con niños pequeños hasta pianistas profesionales:

• Enseñamos de lo grande a lo pequeño, del todo al detalle (así seguimos la percepción natural).
• Relacionamos todo lo nuevo que aprendemos con lo que ya sabemos.
• Pescamos" para el cerebro izquierdo por encima del derecho (empaquetamos estructuras y análisis en imágenes y con la imaginación).
• Enseñamos a tocar el piano sin esfuerzo de una forma lúdica y pictórica. Para ello, aplicamos la técnica de interpretación en armonía con las leyes físicas de la naturaleza (palabra clave: gravitación/estabilidad/elasticidad. Llevamos las fuerzas "al grano").
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Para la adquisición del pensamiento en red, la metodología se apoya constantemente en las demás. De este modo, a través de las imágenes más simples, se llega finalmente al desarrollo y descodificación de complejas estructuras armónicas y secuencias de movimiento.

Puesto que resolvemos los problemas que plantea tocar el piano con las regiones cerebrales (canales de percepción) que también se encargan de ello, enseñamos el pensamiento en red de una forma muy natural.

Muchos problemas al tocar el piano y en otros lugares surgen porque intentamos abrir una puerta con la llave equivocada. Entonces aprender resulta tedioso y da poco placer.

El objetivo de nuestra metodología es poner a trabajar las partes del cerebro que realmente se encargan de resolver los problemas correspondientes. Esto suele hacerse por la puerta de atrás. Esto significa que empaquetamos las soluciones estructurales y analíticas en imágenes y fantasía y podemos así dar a los alumnos una cooperación de ambos hemisferios del cerebro.

"Cuando enseñamos así, tocar el piano puede ser un puente enormemente valioso para adquirir un pensamiento conectado".

Yo también lo creo. Y por eso deseo a los profesores y a los alumnos de Mailyn R. Henseler todo lo mejor en este nuevo camino.

Prof. Dr. Gerald Hüther

en febrero de 2014